Domingo Milanesio
El sacerdote Domingo Milanesio llega a Buenos Aires en 1877. En 1878 funda, en el barrio porteño de La Boca, junto a la capillita de madera, una escuela primaria a su cargo. A partir del 12 de noviembre de 1880 asume como párroco de Viedma.
Entre abril y mayo de 1883 realiza una misión itinerante por el Alto Valle de Río Negro y Neuquén. Estando en General Roca, el cacique Manuel Namuncurá se acerca a Milanesio para que interceda y haga saber de sus intenciones de entablar conversación con el gobierno nacional. Y Milanesio es artífice de este acuerdo, resultando ser “el mediador de partes” recibiendo las tribus tierras en propiedad y Manuel Namuncurá el grado de coronel del Ejército Argentino. El Patiru, como lo llaman las tribus -su equivalente a “padre” para los nativos-, había iniciado gestiones a favor del derecho a posesión de las tierras por parte de los aborígenes de ambas provincias, carteándose con los funcionarios nacionales de entonces. Milanesio propuso y defendió una racional distribución de la tierra fiscal en la norpatagonia en favor de los pueblos originarios, los colonos chilenos y los inmigrantes italianos.
El religioso veía que la concentración de la propiedad de la tierra, producida por la venta para cubrir necesidades fiscales del Estado, sólo producía un vaciamiento de la población existente en la Patagonia. Se reemplazaron personas por vacas.
La defensa del minifundio como medio eficaz de desarrollo y poblamiento la encaró en una serie de cartas que intercambió con funcionarios nacionales, provinciales y locales y en escritos ad casum hallados en su archivo.
El 24 de diciembre de 1888, en vísperas de la Navidad, bautizó al hijo del cacique, hoy beato, Ceferino Namuncurá. Para ese tiempo ya estaba trabajando en descifrar el idioma de los aborígenes, ordenar alfabéticamente los vocablos, usos de armas, herramientas; la interpretación de gestos, sonidos guturales, sistematizó la región con dibujos y mapas, al final publicó (en 1915) un libro denominado: ‘Etimología araucana. Idiomas comparados de la Patagonia. Lecturas y Frasario Araucano’”.
En 1890 es enviado a Bahía Blanca como párroco de La Merced, hoy iglesia catedral. Con su estilo evangelizador itinerante, recorre la zona rural. Inmigrantes europeos son asistidos por su servicio, bendice la primer capilla y celebra misas en Tornquist, en Coronel Pringles y en capillas de estancias, galpones o al aire libre.
En 1892, El Patiru funda la capilla de Junín de los Andes; en 1894 recorre la cordillera de ambos lados forjando relación con los franciscanos del lado chileno. Tal su marcha misional viaja acompañado de aborígenes que hablan la lengua nativa, sea tehuelche o araucana. El padre Doménico o Patiru aconsejaba siempre que el misionero entendiera la lengua de los nativos para hacerse comprender mejor.
A principios del siglo XX, instalado en Junín de los Andes, debe partir a Bernal donde fallece a los 79 años. Tras su muerte, concreta su sueño de permanecer en suelo patagónico y allí descansa en el santuario de Junín de los Andes.