Sarmiento 72, Bahía Blanca, Buenos Aires.
Seis años después de la fundación de la ciudad, un grupo de fieles católicos, moradores del fuerte de Bahía Blanca, solicitó al entonces Comandante de Fronteras, don Juan Manuel de Rosas, la construcción de un templo. En 1834 se levantó un primer altar con troncos de algarrobo y en una simple construcción de adobe y paja se inauguró la primera Iglesia de Nuestra Señora de la Merced. En 1837 un huracán generó daños significativos en la precaria construcción pero se logró reparar parcialmente y se fundó la segunda Iglesia, manteniendo el mismo nombre. A fines de 1850 el Dr. Sixto Laspiur impulsó la construcción de un nuevo templo en el mismo solar, debido a la necesidad de ampliar el existente. Los planos fueron diseñados por el ingeniero Felipe Caronti, quien además dirigió la obra. Consistía en una sola nave, con dos campanarios, y entre ellos, rematando sus pilares, un clásico tímpano. Sus paredes, de un metro de ancho, eran de mampostería de ladrillo asentado revocado en barro. El 19 de marzo de 1890 los PP. Milanesio y Borghino, junto con el Coad. Rosetti llegaron a Bahía Blanca a hacerse cargo de la Iglesia de La Merced.
En las crónicas del Colegio Don Bosco se cuenta que cuando el padre Miguel Borghino, nombrado párroco de Bahía Blanca por el Arzobispo de Buenos Aires Mons. Antonio Espinosa, pasó a visitarlo para recibir su pastoral bendición, el prelado lo abrazó llorando, porque (decía) había hallado un sacerdote que quisiera ir a Bahía Blanca. Nueve curas párrocos habían venido y renunciado a su cargo debido al clima anticlerical y masónico.
Pronto comenzó a funcionar una escuela precaria: a fin de ese año ya había 4 aulas divididas por tabiques, dentro del terreno, en la parroquia de la actual catedral. De inmediato, los sacerdotes levantaron, en el patio de la iglesia, una modesta aula de ladrillo y barro. Cinco años más tarde, crearon el primer colegio secundario de la ciudad y, en 1897, se mudaron al solar de la calle Vieytes que aún ocupan.
En las primeras páginas de las crónicas cuentan cómo era la vida en lo que hoy es la catedral: “La casa parroquial era compuesta de una sala para la casa parroquial, una habitación para el párroco, una otra para el vice y una otra habitación que servía de pasillo y de sala para almorzar y de una a otra habitacioncita antigua a la sacristía y dos lugares que servían de gallinero y depósito y para una cocinita de 3 metros de grande con el piso de tierra como el patio. Se nota que cuando llueve en la iglesia todas las habitaciones le cae el agua y muchas veces mientras se almuerza o cena se debe transportar la mesa y las camas.
El fondo donde se encuentra la parroquia tiene cerca de 70 metros de largo y 30 de frente. Sobre el fin del año 1890 el director hace construir un gran salón qué fue dividido. Fue usado para la futura escuela por el gran número de jóvenes de esta ciudad. En el mes de enero de 1891 un furioso huracán llevaba a tierra el muro principal de la futura escuela y así se comenzó desde el principio con gran gasto de dinero y tiempo. Pero como el Señor dispone, al comenzar el año escolástico, en marzo, el edificio estaba terminado, apto para recibir numerosos alumnos.”
La familia de Artemides Zatti vivió en Sarmiento 381, a unas pocas cuadras de la iglesia. Allí, en la parroquia, estaba el P. Carlo Cavalli, salesiano, que era su director espiritual y amigo de la familia. El P. Carlo tuvo la parroquia en construcción hasta fines de 1901 de modo que los libros parroquiales estaban en la casa de la mamá de Artémides con quienes habían hecho muy buena amistad por ser todos italianos.
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