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Jaime de Nevares

Jaime De Nevares tuvo un vínculo temprano con la Congregación Salesiana a través de la relación entre su madre Isabel Casares y el  P. Luis Pedemonte, ya que Isabel fue durante cuarenta años directora de la Junta de Cooperadoras de la Patagonia. 
En su etapa episcopal De Nevares tuvo por lo menos cuatro posicionamiento trascendentes que resultaron icónicos en la apropiación social de su figura frente al poder político: la decisión de abandonar los palcos oficiales en los actos públicos, su participación en las huelgas iniciadas por los trabajadores durante las obras de la represa de El Chocón (1969 y 1971) en defensa de los obreros; la fundación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (1975) y su filial en Neuquén, junto con las Madres de Plaza de Mayo; su elección como convencional constituyente por Neuquén en la Convención de Santa Fe (1994), que se propuso reformar la Constitución Nacional, oponiéndose al Pacto Olivos. 
Esta acción lo diferenció del silencio y complicidad del Episcopado argentino creando las apropiaciones antagónicas del “Obispo de los Derechos Humanos” y el “Obispo rojo”. Su  última  patriada  (ser convencional) cerraba  una  vida  pública  y  un  ministerio  episcopal resumido  en  su epitafio: “don Jaime, primer Pastor de esta Iglesia, defensor de la justicia. Vivió con coherencia el Evangelio, sirviendo a los más pobres”.


Fuente: Nicoletti, María Andrea (2020)

En Cultura, sociedad e iglesia: figuras históricas significativas e innovadoras en la Argentina, siglo XX 

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