Vice Almirante O’Connor 500, San Carlos de Bariloche, Rio Negro.
Alejandro Bustillo fue el arquitecto de la Iglesia de Bariloche. Él formaba parte de un equipo de urbanistas, coordinados por el presidente de Parques Nacionales, el doctor Exequiel Bustillo (hermano de Alejandro). Este grupo, entre quienes se encontraban además Ernesto Estrada y Miguel Ángel Cesari, fue el propulsor de obras tales como el Centro Cívico, el Hotel Llao- Llao, entre otros.
Para la construcción de la Catedral de Bariloche, el arquitecto Alejandro Bustillo ofreció su proyecto gratuitamente. Su sentimiento se orientó en un estilo neogótico con reminiscencias francesas. Un proyecto que incluía, buscado o no, algo de las herméticas ciencias medievales.
El edificio tiene forma de cruz latina. Su cabecera está orientada exactamente al Este, de modo que el sol ilumina desde el comienzo del día. Así también se logra esfumar las diversas variaciones de la luz, al pasar por los vitrales. Vista desde el exterior, se generan planos de luz y sombra acentuando sus rasgos arquitectónicos ya mencionados.
El material usado para su edificación fue la “piedra blanca”. Es curioso notar, expresado por algunos feligreses, como el efecto que genera este mineral, puede transportarnos a un mundo interior de sensible austeridad. Impresión vinculada acaso con la grutas de los primeros cristianos, que encontraban en estos medios de construcción (piedra) los medios para edificar. En el caso del techo, son de color negro y culminan en un campanario de 69 metros en forma de aguja.
Para financiar los vitrales de la Iglesia de Bariloche (a la cual la gente llamó “catedral” mucho antes de ser cabeza de la arquidiócesis), se designó una comisión de señoras para recolectar fondos. Presidenta de esa comisión fue nombrada la señora Isabel Nevares de Ortiz, mujer de relevantes condiciones personales, hermana de quien fue el primer obispo de Neuquén. Estaba, además, muy vinculada a través de su madre, doña Isabel Casares de Nevares, presidenta de la Junta de Cooperadoras Salesianas de la Patagonia.
Esta comisión llegó a reunir cincuenta mil pesos con los que adquiriese los vitraux mediante donaciones y rifas. El presidente de Parques Nacionales solicitó a Mons Esandi, obispo de Viedma, que le indique los motivos y escenas sagradas que debían tenerse en cuenta para ser representados en esos vitrales.
Mons. Esandi accedió gustoso. Aparecen así el martirio del padre Mascardi, la caída del caballo de Mons. Cagliero, el padre Milanesio catequizando a un grupo de indígenas, entre otros.
El autor del Vía Crucis en relieve es Alejandro Santana, arquitecto de Bariloche. Son catorce piezas de arte religioso contemporáneo, con motivos que nacen con los albores del cristianismo.
Las piezas, con formas ojivales (góticas), fueron moldeadas en arcilla y luego cocidas en horno cerámico.
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