Padre Juan Muzio
El P. Juan, nacido en Italia, se trasladó con su familia a Uruguay y allí se hizo salesiano. Hacia fines de 1900, lo llama desde Montevideo el Padre José Gamba y dirigiéndose a él en tono paternal le dice “Monseñor Cagliero necesita de ti y quedó muy contento cuando le dije que te mandaría al Chubut. Te vas a Rawson, allá está el Padre Migone, vamos a formar una casa de orientales”.
La extensísima planicie lo deprimía, pero aún así, el Padre Juan primero trabajó en Rawson, luego en Trelew, donde fundó el colegio y levantó la primera iglesia. Extendió su actividad a todo el territorio del Chubut que recorrió íntegramente; no dejó ninguna localidad sin visitar, utilizando cualquier medio de locomoción (caballo, carro, un coche transformado en capilla…). Fue sin duda alguna el misionero que más veces recorrió el territorio del Chubut, y se hizo amigo de varios caciques indígenas.
El Auto Capilla de Muzio
Al auto capilla del padre Juan lo consiguió el padre Luis Pedemonte directamente en la fábrica Fiat de Turín. El padre Gaudencio Manachino se lo ofreció al misionero chubutense que se encontraba de paso en la capital.
El padre Juan ha dejado una detallada descripción: “la cabina estaba cerrada con simples cortinas, que se enrollaban o tendían a gusto, el viento pasaba por todas partes.” La puerta trasera era de dos hojas. A los costados tenía dos largos asientos que servían de cama. Al frente, detrás de la cabina, el altar plegable y a derecha e izquierda las imágenes de María Auxiliadora y San José. Bajo el altar había un armario para guardar los objetos de culto.
El auto-capilla ofrecía apreciables ventajas: “no necesitábamos casa, evitábamos los piojos, los perros, el olor de los cueros, pero era un caserón rodante por la pampa llena de matorrales y espinas, de mallines, arroyos crecidos, cuestas empinadas con rocas”.
El salesiano Juan Muzio, fundador de la obra de Don Bosco en Trelew fue quien el 26 de mayo de 1963 a sus 97 años bendijo la piedra fundamental del nuevo colegio y el 10 de octubre de 1964 cuando se apagó su vida llevaron los restos a donde había arrojado su primer semilla de toda la obra, la iglesia María Auxiliadora.